Este peculiar rascacielos situado entre la quinta avenida y Broadway fue en su día (1902) el edificio más alto de Nueva York con sus 87 metros y 22 pisos.
Tal fue el impacto de su geometría que la ciudad de Nueva York no tardó en rebautizar al "edificio Fuller" como "The Flatiron" en honor a su evidente estructura "planchiforme".
Para añadir más datos curiosos, la parte más estrecha mide solo 2 metros de ancho y tiene un ángulo de solo 25 grados.
La construcción por parte del arquitecto Daniel Burnham fue también novedosa en cuanto al uso de acero en la estructura, lo que le permitió llegar a esos 87 metros. Y es que este edificio no deja indiferente a nadie, solo se me ocurre una palabra para describirlo: GENIALIDAD.
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